A muchas personas les ha gustado la nueva Star Trek, casi siempre bajo el argumento de que es muy entretenida, mientras a algunos de los seguidores más acérrimos de la saga les ha defraudado. En mi caso me ha ocurrido un poco de las dos cosas.
Cuando decides comprar las entradas para La guerra de las galaxias (Star Wars), Alien vs. Predator o Star Trek, sabes a lo que vas: efectos, risas, explosiones, duelos a muerte, persecuciones, etc. Nada cerebral, ni lógico. Así que estás dispuesto a aceptar sin problema que un par de humanos se enfrasquen en una lucha cuerpo a cuerpo que se desarrolla en la plataforma de una gigantesca perforadora a varios kilómetros de altura, en un planeta que se supone tiene una atmósfera más tenue que la tierra, ¡sin los cascos de sus trajes espaciales puestos!
Y puesto que tus neuronas están más ocupadas localizando las palomitas (cotufas o crispetas) que analizando la trama, algunos asuntos sutiles se te pasan por alto. Por ejemplo, el hecho de una persona que ha perdido a todos sus seres queridos y accidentalmente viaje al pasado, decida no pase completamente por alto el advertir a esos seres queridos para que se salven en el futuro. ¡No! Faltase más ¡nada de paradojas!
Todo lo anterior realmente no importa, lo que importa es que la historia te divierta, pegues un par de brincos en la butaca y salgas alegre al llegar los créditos. En ese sentido me doy por satisfecho.
Pero… Por otro lado, recuerdo que la serie original a pesar de lo cutres de los efectos, maquillaje y disfraces, siempre mantenía un tono épico muy propio de las historias de Asimov. Gene Roddenberry (1921 – 1991) trato de infundirle una moraleja moral a cada uno de los capítulos, eso sí, la mayoría de las veces era una moral de manual de bolsillo. Sin embargo él trato de que la serie reflejará un futuro mejor, por sólo dar un ejemplo de esto basta referir la multiculturalidad de la tripulación. Por cierto que Gene Roddenberry quería que una mujer fuera la primera oficial de la astronave, pero a los productores no les gusto la idea.
En la versión de J.J. Abrams todo este bagaje ha sido filtrado. De hecho el futuro capitán James T. Kirk, es tremendamente amoral y, por momentos, más falto de empatía que el mismo señor Spock. Esto es algo que se transmite al resto de película. En cierto momento de la película un planeta es destruido, se supone que junto con sus seis mil millones de habitantes, y ¿cambia el tono de la película? Pues, ¡no! Con un ¡vaya, que lastima! queda todo zanjado y a seguir que se nos hace tarde.
Como dije al principio me gusto y decepciono a partes iguales. Como dicen en España: «mucho ruido y pocas nueces».
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