¡Oh Gran Hacedor! Ten piedad de esta pobre bestia abisal. Mis blandas carnes no soportan el sol abrasador y las temperaturas gehenicas.
Que delicia sería poder emprender viaje hacia el norte, tomar asilo en el viejo Estocolmo, esconderme en la Gamla Stan rodeado de las aguas del lago Mälaren.
¡Maja dónde estas cuando más te necesito!
P.D.: Maja se pronuncia Maia. Un gran abrazo pera ella y que sepa que por aquí, en los madriles, se la extraña mucho.